Adentrándonos en las hazañas de la Compañía de Honduras (1715-1723) y siguiendo el curso de sus travesías, operaciones y aventuras por el Caribe, es preciso recordar que a finales del año 1714,  Amaro Pargo capitaneaba junto con su hermano José Felipe Rodríguez, el navío Nuestra Señora de la Concepción y Francisco Javier, El Blandón, hacia Caracas / La Guaira, y que junto a ellos, también zarparon desde Cádiz a finales del año 1714, el paquebote con 8 cañones, San Diego [1]  y el buque San Felipe y Santiago [2]  hacia Honduras.

Mientras que Amaro fue nombrado Capitán de Mar, al maestre del navío San Felipe y Santiago, se le investía como Capitán de Guerra y Mar. Amaro tenía como principal misión el comercio y el transporte de Cacao entre los diferentes puertos españoles del Caribe, mientras que al segundo le correspondía dirigir no sólo las operaciones comerciales sino también impulsar el orden entre las tierras que comprendían las provincias de Honduras y Guatemala.

Mi gouernador y capitán general de la prouincia de Honduras, y ofiziales de mi Real hazienda de ella. Por mi Real Decreto de 16 del presente mes henero, resuelto en vista de consulta de mi Consejo de las Yndias, de 12 de marzo de este año, se obserue precissamente el contrato ajustado con el Marqués de Montesacro, obligándose a disponer, aprestar y cargar quatro nauíos y vn patache de porte, todos ellos de mil toneladas de bodega; los dos de ellos y el patache al puerto de esa prouincia, y el otro al de la Guaira, en la prouincia de Benezuela, con la limitasión de restrinjir uno de ellos, pues solo a de ir al puerto de esa prouincia un navío, nombrado San Phelipe y Santiago, y vn patache nombrado San Diego. El primero, a cargo del capitán de mar y guerra don Juan de Ezpeleta, y el segundo al del capitán de mar [en blanco]; y el tercer navío, al puerto de la Guaira, en la prouincia de Benezuela, nombrado Nuestra señora de la Concepción, a cargo del capitán de mar [en blanco] [3].

 

Un contratiempo de última hora impidió al Capitán Juan de Ezpeleta zarpar a Honduras con el San Felipe y Santiago. Por problemas de salud fue reemplazado a última hora por el también vasco, Juan Crisóstomo de Berroa, quien ejerció, como hemos comentado, Capitán de Guerra y Mar durante sus travesías en el Caribe [4].

Por quanto por mi Real decreto de 16 de septiembre próximo passado tube por bien resoluer se cumpliese y obseruase el contracto echo con el Marqués de Montesacro de nauegar un navío y vn patache para el puerto de Honduras, y otro nauío para el de la Guaira, que en este pressente mes han de salir para dichos puertos.

Conzediendo al referido Marqués el nombramiento de los capitanes de ellos, y en su conseqüencia nombrado a don Juan de Espeleta para que fuese siruiendo de Capitán de mar y guerra en el nauío nombrado San Phelipe y Santiago, que es el principal de los dos que uan a Honduras, y escusádose este sugeto de admitir el cargo por razón de estar enfermo, y en su lugar, propuéstoseme aora por el referido Marqués a don Juan Chrisóstomo de Berroa para que baya por Capitán de mar y guerra, a cuya instancia he condeszendido.

Por tanto, es mi merced y voluntad que vos, don Juan Chrisóstomo de Berroa, gouernéis, de Capitán de mar y guerra, la jente que guarneciere dicho primer nauío de vuestro cargo, nombrado San Phelipe y Santiago, y que por vuestra muerte recaiga el vso de esta patente que se os despacha en quien os subcediere en el comando, durante el uiaje de yda y vuelta.

Cabe resaltar, que aunque a Amaro Pargo se le hubiera designado Capitán de Mar (y no de Guerra), mantenía su patente de Corso, pero al concedérsele solamente la misión de establecer rutas comerciales de cacao desde Venezuela a otros puertos del Caribe, puede concluirse que no contaba con recursos militares, de los que sí disponía Juan Crisóstomo de Berroa.

Como señalábamos al comienzo del artículo, hemos estado buscando y analizando las rutas de dichos navíos a sus destinos, encontrándonos con unos documentos que corroboran la llegada del navío San Felipe y Santiago a Honduras. Al mando del mismo se encontraba Don Juan Crisóstomo de Berrea. También hemos localizado una curiosa carta,  donde un irlandés, cuyo nombre era Henry Andrew O’Kelly (aunque firmaba como Enrique Andres Oqueli), donde solicitaba su naturalización castellana. La carta contiene acontecimientos históricos de gran valor, sobre los que profundizaremos en futuros artículos. Una pequeña pero significativa muestra del contenido de esta carta, alude al encuentro y la desafortunada relación entre ambos, como consecuencia de la negativa de Juan de Berrea ante la llamada de auxilio del irlandés, cuando se vio envuelto en un ataque pirata.

Carta confirmando la presencia de Don Juan de Berroa en Honduras el 24 de Septiembre de 1715.

Carta privada de Domingo de Echeuerria Varra y P.o
Foncueba a Don Diego de Morales Velasco. Comayagua, 24
de septiembre de 1715 (A.G.I. – Audiencia de Guatemala –
ramo secular y eclesiástica, 258. 1709-1717)
Señor Con el arriuo a los puertos de esta prouincia El Nauio y
Patache, del Asunto del Marquez de Montte Sacro a Cargo del
Cappn d. Juan xm de Berroa, Rezeuimos La de Vssa de 30 de Septiembre
del año passado de Setizos y Catorce Con la Real zedula de
S. M. (que Dios gde) de Su Contexto En que Se nos Manda cobrar
dos y mo por Ciento de todas las Mercadurias y frutos que En ellos
vinieren y el sinco por ciento delos que lleuaren de Retorno a
essos Reynos y que Sus ymportes Remitamos a Su M. En dichos
Nauios para que queda nuestra obedienzia Prontta a Su Execusson,
Y Rogando ala Diuina Magd guarde a Vssa mus as. Comayagua
Proua de Honduras y Sepre. 24 de 1715
B. L. M. a Vssa Sus mres Serures
Domingo de Echeuerria Varra (Rúbrica)
P.o foncueba (?) (Rúbrica)
Sr Don Diego de Morales Velasco [5]

Un irlandés solicitó la naturalización castellana. Para ello tomó como fundamento y prueba el hecho de haber combatido a los piratas del mar Caribe, durante doce años
Autor: Enrique Andrés Juan Sol Oquelí
Ubicación: Archivo General de Centroamérica. Ciudad de Guatemala
Fecha: 1716/11/15
Paginas: 1 – 4
Texto íntegral:

«Don Felipe por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mayorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Códova, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas de Canaria y Tierra Firme del mar Océano; Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, Bravante y Milán; Conde de Habsburgo, Flandes, Tirol y Barcelona; señor de Vizcaya y de Molina, &ª. Por cuanto ante el maestre de Campo don Francisco Rodríguez de Rivas, de mi Consejo, Presidente de mi Audiencia, Corte y Real Cancillería que está y reside en la ciudad de Santiago de las Provincias de Guatemala, a los once de noviembre de este presente año se presentó el escrito del tenor siguiente: ‘Enrique Andrés Oquelí, residente en esta ciudad, como mejor proceda de derecho, paresco ante V. S. y digo que yo soy natural de la ciudad de Lorgal, de la provincia de Ultonia del Reino de Irlanda, hijo legítimo del capitán Juan Sol y de doña Margarita de Oquelí, mis padres, católicos cristianos, y por ello fui bautizado en la parroquia de dicha ciudad del condado de Armas Morenel por el bachiller Bernardo Ocorne, cura de dicha parroquia, de que tenía certificación y me la quitaron los piratas cuando me apresaron en el año de setecientos y nueve. Y mediante ser cierto todo lo referido, y ser notoriamente conocido, he tenido el paso franco en todos los puertos de este Reino, y he sido amparado de todos sus gobernadores desde el año de setecientos y cinco, que aporté en la ciudad de Cartagena y en ella me apliqué a servir a su Majestad Católica y asenté plaza de soldado con la infantería del capitán Dacti Horg, que se ocupó con cinco piraguas en guardar las costas de aquel puerto y el de Portobelo, siendo gobernador y Capitán general de dicho reino de Cartagena, don Joseph de Zuñiga, y serví [fol. 2] a su Majestad cinco años, y durante él se hicieron varios presos de ingleses corsarios; y de allí pasé a las Islas de Barlovento de Santo Domingo, Puerto Rico y la Margarita, y serví a su Majestad otros dos años en guardar aquellas costas, siendo capitanes don Luis Barrón, don Alberto Havos y Bernardo Onel, que apresaron diferentes navío y embarcaciones de ilícito comercio, siendo gobernador don Miguel Enriques, quien con una balandra me despachó a las islas de Canaria, a saber ciertamente si era cierta la paz y suspensión de armas con el inglés y otras naciones que en aquellas islas se habían esparcido. Y de dichas islas se informó que la suspensión de armas era sólo con los franceses e ingleses, y a la vuelta de dicho viaje, a vista del puerto de Santo Tomás cerca de Puerto Rico, apresé una embarcación de corsarios holandeses y la conduje a Puerto Rico, en donde se declaró por buena. Y de allí, en un bergantín del cargo del capitán Pedro Natiel, pasé con él al puerto de Santiago de Cuba, y de allí me conduje a la ciudad de la Trinidad, ocupándome en servir a su Majestad en guarda costas, en que continué hasta el año de setecientos y quince, y perdí el brazo izquierdo el año de doce en la refriega que tuve por el mes de marzo en el puerto de Santa Cruz, con un inglés tratante; en esta función perdió la vida mi capitán Guillermo Capaa, y en el año de catorce apresé cuatro embarcaciones inglesas cargadas de zarza y tinta en las costas de Trujillo, y las conduje al puerto de la Trinidad. Y después apresé otro navío con el capitán Sebastián García en el puerto de Guantannia, y con voluntad de todos los soldados se lo dimos a su Majestad, y después salimos del puerto de la Trinidad con el capitán de Carvajal Montejo, a quien de mi propio caudal avié con mil trescientos ochenta y tres pesos y seis reales para que buscase una [fol. 3] embarcación y la pertrechase de todo lo necesario, como con efecto lo hizó así, obligándose, como se obligó, a pagarme dicha cantidad. Y habiendo arribado con el susodicho, en una balandra a las costas de Honduras, apresé en el puerto de Cocinas diez negros y una mujer blanca, cuya presa intentó quitarme el Pirata que estaba en aquellas costas muy esforzado, con ciento y cuarenta y siete hombres en un barco luengo y dos piraguas grandes, y con él reñí bastantemente con pérdida de ocho hombres muertos y diez y seis heridos, siendo yo uno de ellos, y la noticia del dicho número me la participó un pirata que yo había apresado y estaba a bordo de mi barco. Y hallándome con sólo un marinero y reconociendo la fuerza del contrario traté arribar, como arribé, al puerto del Golfo a favorecerme de los navíos de registro del cargo del capitán don Juan Crisóstomo de Berroa, a quien le pedí socorro para volver sobre dicho pirata, de que no hizo caso causandome los daños que tengo justificados en la demanda que le tengo puesta, que uno y otro consta de las certificaciones que están en dichos autos, y pido se vean con este escrito en lo conducente; y porque mi voluntad es continuar sirviendo a la Real Majestad en todo cuanto se ofreciere, así de tierra como de mar, quiero connaturalizarme en este Reino y hacer el juramento y pleito homenaje que es necesario, y porque por leyes de partida está dispuesto y mandado que cualquiera persona que profesare la Ley Apostólica Romana, y hubiere servido a su Majestad dentro de su reino tiempo de diez años, se le pueda admitir en sus dominios como su vasallo, haciendo la protestación de la Fe y Pleito Homenaje arriba expresado, el cual desde luego hago y estoy pronto a hacer con las solemnidades en Derecho necesarias para que V. S., en virtud de la facultad que para ello tiene en atención a haber [fol. 4] servido a su Majestad tiempo de doce años, me admita por su vasallo, connaturalizándome en este Reino, dándome los despachos necesarios para que en todos los puertos de esta gobernación me tengan por vasallo de la Católica y Real Majestad, que Dios guarde, mediante lo cual y demás favorable, A V. S. pido y suplico sea muy servido de proveer y mandar hacer como refiero, que es justicia. Y juro por Dios nuestro señor y su Santa Cruz, ser cierto todo lo contenido en este escrito, y no de malicia, y en lo necesario &ª. Enrique Andrés Oquelí.’»

Fuentes:

AGCA., A2.2, Leg. 2, Exp. 31, folios 1 – 4

] BNE Lista de Buques MSS 11307. Pág. 33.

[2] ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, GUATEMALA,398,L.17

[3] ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, GUATEMALA,398,L.17 Img. 574.

[4] ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, GUATEMALA,398,L.17 Img. 627.

 [5] CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIA DEL ESPAÑOL DE HONDURAS: EDICIÓN Y ESTUDIO DE DOCUMENTOS HONDUREÑOS DEL SIGLO XVIII
JOSÉ LUIS RAMÍREZ LUENGO