Marco Polo es un personaje singular, de contrastes, capaz de pasar de cero a cien (más bien a mil) movido por la curiosidad y el entusiasmo, así como de parar en seco para disfrutar de las bondades de la retadora tierra en la vive desde hace años. Le conocí por mediación de otro querido amigo hace un año – casi a regañadientes, por mis reticencias ante el cansancio constante en el que yo andaba sumergido- y ha logrado desbordarme por momentos con su voracidad intelectual y hallazgo. Hoy agradezco haber hecho el esfuerzo aquella noche y compartir una primera y confusa conversación en un hotel lagunero. Tratarle en este año ha sido una experiencia de reencuentro con el entusiasmo, con la vigorizante sensación de elevación que también yo he experimentado cuando conecto con un personaje, una historia, un tema…Algo me dice que su arrojo como empresario en Ghana y tierras limítrofes tiene mucho que ver con la tenacidad, ímpetu, persistencia y olfato que le han conducido, en unos meses vertiginosos como pocos, a los reveladores hallazgos que ha realizado sobre la figura de Amaro Pargo. Una vez que Marco Polo -menudo nombre!- se calzó las botas y se puso el traje de investigador histórico, no ha parado. Ha devorado todo lo habido y por haber sobre nuestro mítico corsario, estableciendo contactos y redes cooperativas con investigadores e instituciones de diferentes países. ¿Se pueden descubrir cosas nuevas sobre Amaro Pargo tras los fabulosos e impagables trabajos, aún en marcha, de mis admirados Manuel de Paz y Daniel Pulido? Con más de 6000 páginas publicadas, muchas de ellas inéditas de estos autores, parece imposible, pero nuestro interlocutor asegura que ¡se puede! El tiempo repartirá razones, pero de lo que no tenemos duda es de que sus indagaciones son un valioso complemento a dichas investigaciones que, en algunos casos, arrojan una luz y enfoques novedosos e insospechados, que necesariamente no puede ser ignorados. De hecho, hay episodios asumidos desde el conocimiento precedente que damos por hechos consumado que Marco Polo corrige, y para ello no dudó en viajar a Campeche para reconstruir algunas de las páginas en las sombra de la biografía de nuestro ilustre. Y es sólo el comienzo.
De momento, decidimos compartir con los lectores de CRÓNICAS DE SAN BORONDÓN estas primeras impresiones, una conversación con Marco Polo en la que ya se aberrunta lo que está por venir.
¿De dónde surge el interés de Marco Polo por Amaro Pargo, qué sucede en su vida, cómo se cruza con el personaje, para quedar tan fascinado?
Fue a raíz de un Podcast de Fernando Díaz Villanueva, en La Contra-Historia, el capítulo de Piratas en Canarias. En él, se hablaba de Amaro Pargo, figura que me era totalmente desconocida hasta ese día. La participación del canario Carlos Jesús Simancas en el podcast, alimentó mi curiosidad por saber más de este personaje, ya que en su intervención contó numerosas anécdotas e historias del mismo… como cuando durante su infancia, ocupaba el tiempo repartiendo medicinas de una botica, o como cuando fue carpintero de toneles para almacenar el vino de las viñas familiares, , hasta convertirse, entre otras cosas, en armador y maestro carpintero de buques mercantes… La historia, en que siendo apenas un joven grumete, taponó las salidas de los cañones de un barco enemigo en las costas de Tenerife, ayudando así al rechazo y huida de las fuerzas británicas de Canarias…Sus encuentros en alta mar con personajes legendarios de la piratería y su violenta actitud ante el enemigo…Su relación mística con la Siervita, Sor María de Jesús… La inexplicable incorruptibilidad de la monja en el Convento de Las Catalinas… Que el sarcófago de “su amiga” fuera encargado y financiado por Amaro…La particularidad de insertar tres llaves al unísono, para abrir el sarcófago… La repartición de estas llaves entre varias instituciones públicas y religiosas en Tenerife…. Ante todo esto me pregunté: ¿por qué nunca había escuchado hablar de Amaro Pargo? , ¿es cierto todo lo que se ha contado y se cuenta sobre él? … Pasado unos días, volví a escucharlo en el coche con mi hijo. Recuerdo aquel momento. Viajábamos por el interior de la selva. ya que vivimos en un país subsahariano desde hace muchos años, y ese día, en concreto, íbamos a la playa. Durante el trayecto, le pregunté: “estas Navidades cuando estemos en Canarias visitando a la familia, si la pandemia nos lo permite, ¿qué tal si cogemos el ferry desde Agaete, y nos vamos a Tenerife? Mi hijo asintió y así ocurrió. En ese viaje, conocí en persona a Carlos Simancas, y tras un sosegado almuerzo, nos dio una charla histórica durante un grato paseo por las calles de La Laguna. Nuestra última parada, ya de noche, fue la Iglesia de Santo Domingo. Allí ante mis ojos, se encontraba la tumba de Amaro. Me quedé atónito al observar cómo la calavera esculpida en la lápida, nos devolvía un simpático guiño. Me conmocionó igualmente, el descubrir que estuviera acompañado en su lecho de muerte, por su escudero y servidor, Cristóbal Linche, cuyos orígenes eran africanos. Nadie comparte su lugar de descanso con un esclavo, pero sí con un amigo. Compañero leal y fiel, que seguramente, fue testigo y hasta cómplice, de las desventuras, secretos y éxitos de Amaro Pargo.
En estos últimos meses ha dedicado mucho tiempo y recursos a indagar en los más dispares aspectos de la vida de Pargo, devorando el material bibliográfico existente, intercambiando impresiones con autores e investigadores, etc…¿Ha cambiado la manera en la que percibía a Amaro antes y después de este intenso proceso?
Claro que ha cambiado. Con toda la información que hasta el momento llevo acumulada en esta investigación, aparecen ante mí dos Amaros: la figura idealizada del personaje y la figura real. Y en este proceso, mi “leit motiv”, es descubrir quién fue Amaro Pargo.
Cuando parecía que estaba todo escrito, al menos que conocíamos con precisión los aspectos más relevantes de su vida y hazañas, descubres que no es así, que al menos existe una parte de su vida que es clave y que estaba, de alguna manera, en la sombra. ¿De qué época y de qué hechos determinantes hablamos?
Una de las líneas de mi estudio, fue profundizar en el asalto que realiza Amaro Pargo a un buque holandés, llamado Duyvelant, en aguas caribeñas. Este hecho se produce cuando Amaro termina de construir un nuevo buque mercante, en Campeche, llamado Las Potencias del Cristo de San Román, allá en el año 1721. Las maderas usadas provenían de la caoba de la selva del Yucatán. Tardó dos años en armarlo con 40 cañones, aunque con capacidad de 58, y ponerlo a punto. Fue entonces, durante sus primeras travesías, que tropieza con el buque holandés. Me pareció interesante analizar este dato, pues permitía entender su modus operandi en alta mar, y su grado de agresividad en sus “contados” abordajes, Hasta ahí todo bien, pero resulta que ni el Duyvelant ni su capitán Cent Rylez, aparecían en los archivos históricos de La Haya. Y era extraño, porque los registros de la Compañía de Indias Holandesas están muy bien documentados y han sido archivados de una manera minuciosa y ordenada durante los años de su existencia. Descartando la fuente en la que todos los autores se habían basado en sus libros, encontré un manuscrito redactado en francés en el Archivo de Simancas de Valladolid, dando por fin con el nombre correcto del capitán y del buque asaltado. Ahora sólo tenía que encontrar la información sobre ellos en los Archivos de La Haya. Compartí este hallazgo con el investigador y escritor, especializado en los Buques de Línea de la Armada española, Santiago Gómez Cañas. Cual fue nuestra sorpresa, el barco en cuestión, fue el segundo más productivo de la Compañía de las Indias Occidentales, buque esclavista de libre comercio, que es asaltado por Amaro con el navío Potencia, cargado, no con los esclavos, sino con el producto de la venta de los mismos. De todo ello, se puede concluir, que en lugar de ejercer como Corsario, defendiendo los intereses comerciales de España, para cuyos efectos se le concedió tal título, “la patente de Corso”, el ataque de Amaro y su tripulación fue una incursión pirata en toda regla. Gracias a estos nuevos datos, Santiago ha escrito un artículo reciente, titulado, EL CORSARIO AMARO PARGO Y EL NAVÍO «POTENCIA» el cual permitirá constatar a los historiadores y curiosos, parte de la sombra de Amaro.
¿Esta etapa estaba silenciada intencionadamente o simplemente olvidada…? ¿Acaso Pargo no habló de ella?
Sí se habló de ella, pues existen cartas al respecto enviadas a la Corona de España, y a través del representante diplomático y embajador, el holandés Francis Vander Meer. Él denunció en varias ocasiones los ataques corsarios españoles a buques comerciales holandeses, en donde se incluía el barco de Amaro, Las Potencias. Estos hechos aislados perjudicaron tanto a la Compañía de las Indias Holandesas, que sus propietarios presionaron a sus gobernantes incitándoles a responder con la misma fuerza contra los buques españoles, lo cual podría haber desembocado en un conflicto internacional al que nadie quería llegar. Por aquellos años, Amaro vivía tranquilamente en Tenerife, disfrutando de su fortuna, y ajeno a todos estos problemas internacionales. Emprendió nuevos negocios y se alejó de su pasado, manteniéndose ocupado el resto de su vida con otros quehaceres. Pongo en duda que él contara a sus allegados la fuente de su fortuna. Si lo hubiera hecho, hubiera destapado su ataque ilegal en alta mar, y La Corona podría haberle reclamado su botín, o mucho peor, podría haber entrado en prisión. Era muy astuto, y no es de extrañar, que dijera a su círculo cercano, que su fortuna provenía de las numerosas operaciones comerciales realizadas con éxito, durante casi una década, en el Caribe.
De Campeche a Holanda…la investigación en pocos días se extendió incluyendo consultas de archivos europeos sobre navegación, tráfico de esclavos…¿sería correcto decir que por momentos has sentido vértigo por el ritmo y el tipo de hallazgos?
Antes de encontrar el nombre correcto del buque asaltado por Amaro Pargo, mi investigación se había quedado en punto muerto. No sabía dónde buscar. Había agotado todos los índices del National Archief de la Haya, tanto en el WIC (Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, América) como en el VOC (Oriental, Asia), y me puse a estudiar las compañías privadas de la región de Zelanda, Holanda. Fue entonces, cuando me encontré con la Compañía de Comercio Middelburgsche (MCC). Sus archivos son privados, pero en su web, se podían consultar algunos datos. Cuál fue mi sorpresa, que, si buscas a un antepasado esclavo y africano, ellos te facilitan su registro en su base de datos. También pude ver imágenes de las cámaras acondicionadas donde se guardan tales archivos antiguos. En ese momento, se me heló la sangre. No me atreví a seguir investigando durante unos días. Me producía vértigo tener que adentrarme por esas aguas del pasado, y afortunadamente, nunca tuve necesidad de ello. Tal como indicas, en estas últimas semanas, nuevos documentos se están encontrando, como, por ejemplo, la Cédula Real donde a Amaro Rodríguez Felipe se le otorga la patente de corso. Lo encontré en unos documentos digitalizados en el Archivo de Indias en el tomo de Guatemala. En estos momentos estoy en contacto con investigadores holandeses, e historiadores de mucha relevancia académica en México, entre otros, y es fascinante comprobar, que aquellos que descubren la figura de Amaro Pargo, y desean ayudar en esta investigación, lo hacen con mucha dedicación y curiosidad. Como puedes comprobar, la información va llegando como si fueran olas…Tras muchos meses de mar en calma, llegan los hallazgos con fuerte marejada.
En base a tus investigaciones, que incluyeron un viaje de varios días a Campeche, ¿cómo podemos imaginar la estancia de Pargo en esas tierras? ¿Una etapa para lamer heridas, para reinventarse, de aprendizaje, pudo tener negocios…?
Campeche fue poblada por muchas familias canarias desde comienzos del siglo XVI. Era una ciudad muy importante para los barcos y buques comerciales españoles, y de hecho, tanto Campeche como el puerto de Veracruz, eran lugares de entrada de hierro, ropa, trigo, vino, etc., que salían principalmente de Tenerife y Gran Canaria. Amaro vivió esos años en Campeche junto a muchos canarios, que, a diferencia de los castellanos, vivían en la periferia de la ciudad amurallada. No obstante, no creo que viviera en el barrio de Guadalupe, habitado por los isleños, sino más bien al otro lado de la ciudad, donde se encontraban los astilleros y desde donde podía seguir de cerca la construcción de su nuevo buque. Es posiblemente en el Barrio de San Román, donde vivió esa temporada de su vida (1718-1721), pues lo utilizó como parte del nombre de su barco Las Potencias del Cristo de San Román. Este Cristo es negro, hecho de ébano, siendo venerado por los marineros y pescadores. Hablando con historiadores mexicanos de Campeche (tanto en el archivo nacional de la ciudad como en el municipal), nadie había oído hablar de Amaro Rodríguez Felipe ni de Amaro Pargo. Incluso desde la UNAM, (Universidad Autónoma Nacional de México), a los expertos, sobre esta época en cuestión, su nombre les era igualmente desconocido. ¿Pasó desapercibido mientras utilizaba todos sus ahorros para terminar su barco? ¿Ayudó entre 1718-1720 junto con otros corsarios españoles de la península del Yucatán, a expulsar a los ingleses (denominados Wallys) posicionados al norte de Campeche, para que no se llevaran la caoba de sus bosques? En esos momentos España tenía pocos medios militares y económicos, y no podía permitirse más recursos para luchar contra los asentamientos ingleses. Fue con la ayuda corsaria como se consiguió la tan deseada expulsión. Imagino que Amaro empleó todos sus esfuerzos para pasar desapercibido y no implicarse en batallas no deseadas, terminar su barco, armarlo con una potencia bélica inusual para un buque mercante, y poder regresar a Canarias en el menor plazo posible. Aun así, no fue hasta el año 1723 que regresó a Tenerife y felizmente cumplió con su sueño de volver a su tierra. ¿Continúa? Que nadie lo dude…