1720 Campeche, Península del Yucatán.
— 𝘋𝘪𝘤𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘣𝘢𝘳𝘤𝘰 𝘥𝘦 𝘊𝘢𝘭𝘪𝘤𝘰 𝘑𝘢𝘤𝘬 𝘪𝘣𝘢𝘯 𝘥𝘰𝘴 𝘮𝘶𝘫𝘦𝘳𝘦𝘴, 𝘥𝘪𝘴𝘧𝘳𝘢𝘻𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦𝘴, 𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘦𝘭𝘦𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭. 𝘜𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘭𝘭𝘢𝘮𝘢 𝘈𝘯𝘯𝘦… 𝘭𝘢 𝘰𝘵𝘳𝘢, 𝘔𝘢𝘳𝘺. 𝘓𝘰 𝘫𝘶𝘳𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘮𝘪 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦. 𝘠 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘣𝘢𝘯, 𝘤𝘢𝘱𝘪𝘵𝘢́𝘯. 𝘔𝘢𝘵𝘢𝘣𝘢𝘯 𝘴𝘪𝘯 𝘵𝘦𝘮𝘣𝘭𝘢𝘳.
Amaro caminaba despacio por la cubierta de Las Potencias del Cristo de San Román y se detuvo un instante. Sin girarse, con la vista fija en el horizonte entre los palos y las velas plegadas y, como si se hablara a sí mismo, murmuró:
—𝐸𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠 𝑒𝑙 𝑚𝑎𝑟 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑒 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑐𝑎𝑝𝑎𝑧 𝑑𝑒 𝑠𝑜𝑟𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠.
En los primeros años del siglo XVIII, mientras el Caribe ardía bajo las velas negras de corsarios y piratas, dos figuras femeninas, ocultas tras ropas de hombre y nombres falsos, cambiaron el curso de muchas leyendas. Anne Bonny, nacida en Irlanda y criada en Carolina del Sur, no estaba destinada a una vida común. Hija ilegítima, temperamental desde joven, desafió toda norma al enamorarse de un pirata: John “Calico Jack” Rackham, y embarcarse con él, ocultando su identidad bajo un atuendo masculino.
En el mismo barco, por obra del destino o de alguna fuerza más misteriosa del mar, navegaba Mary Read, otra mujer que había pasado buena parte de su vida disfrazada de hombre. Primero para sobrevivir como soldado, y después como pirata. La casualidad de que ambas mujeres se encontraran en la misma tripulación, en la misma época y bajo el mismo capitán, ha dejado perplejos a historiadores durante siglos.
Al principio, Calico Jack creyó que Mary era otro joven recluta valiente y algo callado. Lo que no esperaba era el vínculo que se formaría entre Mary y Anne. Se volvieron inseparables. Reían, conspiraban y luchaban lado a lado. Calico Jack, que estaba perdidamente enamorado de Anne, empezó a observarlos con creciente desconfianza. Sospechaba que su amante le estaba siendo infiel con aquel joven de mirada intensa y reservado.
Los celos lo devoraban. En uno de esos arranques típicos de hombre herido, buscó enfrentarse a Anne. Pero fue entonces cuando ella le confesó la verdad: Mary también era mujer. Aquello no apagó las brasas del desconcierto, pero sí cambió la historia. Porque ahora, en el corazón de ese barco, viajaban dos mujeres que habían engañado al mundo entero, incluyendo a sus compañeros de tripulación, y que se habían ganado su respeto a punta de espada y coraje.
El final fue abrupto. En 1720, la marina británica capturó el barco de Calico Jack tras un combate sin gloria. Muchos de los hombres estaban ebrios. Sólo Anne y Mary ofrecieron verdadera resistencia, luchando hasta el último instante. En prisión, ambas evitaron la horca al declarar estar embarazadas. Calico Jack, en cambio, fue ejecutado. Cuentan que Anne lo visitó antes de que lo colgaran y le dijo: “Si hubieras peleado como un hombre, no te colgarían como a un perro.”
Poco se sabe con certeza de qué fue de ellas después. Se cree que Mary murió en prisión por enfermedad, mientras que Anne quizás fue liberada por su padre o desapareció bajo otro nombre. Lo que sí quedó flotando en la memoria de los mares fue su historia:
… y que se hicieron leyenda.
