La tradición y el imaginario popular han querido ver en la voz «pargo», al tratarse del nombre común de la especie Pagrus pagrus y ser este un pez veloz y escurridizo, ese apelativo sugerente, asociado a todo pirata o bucanero que se precie, con sesgos que lo vinculen con el mar, con sus hazañas o sus correrías (recuérdense sobrenombres sonoros como Pata de Palo, Cabeza de Perro, Cachidiablo, entre muchos otros). No obstante, a pesar de dar pie y rienda a múltiples interpretaciones en ese sentido, revisando la documentación tanto del personaje como del contexto histórico puede confirmarse que Pargo es un apellido familiar (derivado probablemente de un antiguo sobrenombre atribuido a algún individuo de su ascendencia, como es norma usual en estos casos), y, lo que es más curioso aún, no tan difícil de encontrar en épocas anteriores como podría pensarse.

Su abuelo materno, Juan González de Castro y Pargo, casado en 1652 con María Tejera Machado, así como su bisabuelo, Bernabé González Pargo, son la prueba fehaciente que justifica que Amaro Rodríguez Felipe pudiese utilizar el patronímico Pargo ya que debe recordarse que hasta bien entrado el siglo XVIII podía escogerse libremente entre los apellidos de padres, abuelos o bisabuelos el que más conviniese al sujeto. En nuestro caso Amaro indistintamente puede aparecer firmando en un documento notarial como Rodríguez de Barrios o Rodríguez Pargo, aparte de Rodríguez Felipe, al contar con antepasados que lucían dichos apellidos. Es evidente que nos encontramos con un apelativo emblemático que representa a todo un linaje,23 y por el cual, posiblemente debido a su sonoridad e identificación con el ambiente marino, tuvo especial predilección Amaro Rodríguez Felipe. Hay testimonios materiales que lo demuestran, como es el caso del acróstico que se forma con los versos pintados en el sarcófago que regaló a sóror María de Jesús, o incluso inscripciones bajo el apelativo Pargo que aparecieron en la restauración de las puertas de la ermita del Socorro, que avalan la predilección de Amaro por este apelativo, lo que ha hecho sin duda que se asocie indisolublemente con su nombre.

Fuente: El Corsario de Dios: Amaro Rodríguez Felipe (1678-1747)

Amaro Pargo fue el benefactor del sarcófago a Sor María de Jesús La Sierva de Dios