Este año, San Cristóbal de La Laguna conmemora el 288 aniversario del fallecimiento de Sor María de Jesús, conocida como “La Siervita”, y aprovechamos esta fecha tan señalada para compartir una nueva entrevista con el joven pintor Ismael Francisco Sánchez. En esta ocasión, la conversación gira en torno a su retrato de Amaro Pargo, el Capitán de Mar lagunero, quien no solo compartió una profunda amistad con Sor María, sino que también financió el sarcófago donde hoy descansa su cuerpo incorrupto.
Como cada 15 de febrero, miles de fieles se acercarán al Convento de Santa Catalina de Siena para venerarla, en el único día del año en que se expone al público.
Nacido en La Palma en 2001, Ismael Francisco Sánchez sigue destacando por su profunda búsqueda del realismo clásico y su dedicación a la recuperación de las técnicas pictóricas de los maestros barrocos sevillanos.

Has pintado a Sor María de Jesús y ahora a Amaro Pargo, dos personajes fundamentales en la historia de San Cristóbal de La Laguna y Canarias. ¿Cómo fue para ti adentrarte en la representación de dos figuras que fueron tan cercanas en vida?
Primeramente era desconocedor de la historia de ambos, al igual que parte de la población Canaria. Más allá de las oidas populares se nos plantea dos figuras que rozan el concepto de leyenda, algo realmente interesante y cautivador para alguien que es un manojo de pasiones. El hecho de retratar a estas dos figuras me ha introducido en una investigación centrada en varias crónicas, evidencias materiales y espirituales.
La relación entre Amaro Pargo y La Siervita estuvo marcada por la fe y la devoción. ¿Has sentido que hay un hilo común en la forma en que los has representado pictóricamente?
Los dos cuadros, practicamente del mismo formato podrían ponerse el uno al lado del otro y tener relación directa, casi como si fueramos testigos del momento. La visión de Amaro no dista de la mirada actual de los fieles porque consideraba a La Siervita una mística al igual que gran parte de los tinerfeños, este climax que propiciaba lo he intentado plasmar con cierta sutileza para no generar confusiones relativas a su canonización (dígase aureola).
¿Crees que Amaro Pargo, con su fama de mercante, corsario y aventurero, y Sor María de Jesús, con su vida contemplativa y religiosa, representan dos caras de una misma espiritualidad que marcó aquella época en La Laguna?
Para entender este aspecto me he adentrado en la vida conventual estando de retiro en el monasterio de Güimar o platicando ampliamente con las hermanas dominicas sobre la figura de La Siervita, visitando esos claustros y oratorio que una vez pisó.
Puedo llegar a la conclusión de que eran vidas dispares pero unidas por las ansias de Dios como decía Fray Juan de Jesús. Amaro era un hombre con un talante un tanto incompatible, pues bien era orgulloso y un tanto refinado, mas a su vez tremendamente caritativo; como corsario somos testigos de una vida llena de aventuras (algunas marcadas en sus huesos) que nos cuentan una libertad llena de tentaciones y por ello era temeroso de Dios; mientras, La Siervita reducida a vivir en una celda era más ocupada de sus necesidades espirituales, sin tanta exposición al Siglo.

No solo eres un joven palmero que está estudiando de Bellas Artes en la ULL, sino que ya has representado a personajes que llevaban siglos sin ser pintados. ¿Cómo sientes la responsabilidad de devolverles una imagen a estas figuras históricas?
¿Te consideras un pintor que rescata la memoria histórica a través del arte?
El ser humano es la creación más magnifica, por mucho que la ciencia y tecnología avance no dejará de estar sujeta al juicio humano y por ende el pintor que crea de su conocimiento genuino siempre irá más allá. Ciertamente la IA es capaz de “devolverle” rostros a fallecidos pero de una manera antinatural y completamente robótica por ello el arte desde la creación de las cámaras se ha adaptado dándo un paso adelante con estilos incapaces de ser replicados.
Quitando de lado la importancia de la producción pictorica humana para mi significa tratar a ese retratado como cualquier cliente y retratarlo tan dignamente como merece acorde a un estilo que a mi parecer representa la sublimeza pictoríca como es la escuela sevillana. Por ello me considero un simple pintor que se adapta a las exigencias intentando darle forma a ideas abstractas a través de un lienzo lo mejor posible.
En la historia de Canarias, la imagen de Amaro Pargo siempre ha estado envuelta en leyendas y misterio, y ha sido en la última década cuando se está recuperando su figura histórica. Uno piensa en aquellos actores de películas de piratas: imponentes, con cicatrices de batalla y un aire de aventura. Sin embargo, sabemos que Amaro Pargo no encajaba del todo en ese estereotipo, pues su complexión no era la de un gigante del mar, y por lo que se aprecia en tu cuadro, no emula a esos héroes de la serie Black Sails, por poner un ejemplo.
¿Cómo lograste equilibrar la imagen real del personaje con la visión popular que existe de él? ¿Qué elementos crees que pueden sorprender a quienes contemplen tu obra?
Sabemos por los estudios forences que se realizaron en su sepultura que se trataba de un individuo que se alimentó durante gran parte de su vida de pescado, pesando así unos máximos de 50 kg y midiendo no más de 165 cm de alto, además su anatomía craneal mostraba grandes órbitas, pomulos marcados y una mandibula que sumando su bajo porcentaje de grasa corporal quedarían muy visibles.
Para pintar el cuadro tuve que realizar una comparativa con su celebérrimo retrato en el cual podemos deducir que fue uno de los tres personajes retratados en directo, mas no podemos fiarnos de la calidad técnica del pintor pues si comparamos a La Siervita de ese cuadro con el que realizó postmortem de La Oliva deja mucho que desear. Deduzco que Amaro disimuló su tabique nasal y a grandes rasgos de resto; la silueta del rostro, el pelo, bigotillo y demás detalles podrían asemejarse a la realidad.

Escudo de Armas de la familia (izq), Camafeo de los Terciarios de la Orden Dominica (dcha.)

¿Cómo fue el proceso de documentación para recrear a Amaro Pargo? ¿Usaste fuentes históricas, descripciones de época o te inspiraste en algo concreto?
Para retratar a una persona debemos primero recrear su personalidad, el aura que desprende una persona soberbia no es la mísma que una humilde, por ejemplo. En este caso he podido acceder a varios documentos, libros documentales y crónicas sobre su figura, inversiones, creencias y gustos.
Despues de esto vendría la reconstrucción, para ello necesitamos fuentes descriptivas del sujeto y análisis de sus restos. La osamenta como dije nos da detalles de su fisionomía, estética e incluso enfermedades; por ejemplo, Amaro tenía problemas de espalda debido a cargar grandes pesos en su juventud además de piernas arqueadas por andar constantemente con zapatos de tacón etc.
En tu retrato, incluyes el escudo de armas que aparece en su tumba. Es un detalle único. ¿Puedes explicarnos el significado de este escudo? ¿Qué elementos lo componen y qué historia encierra? Además, ¿cómo fue el proceso de investigación y representación de este símbolo en la obra?
El significado del escudo no era algo de peso en mi obra, pero intenté representarlo con sus colores genuinos y para ello estuvimos investigando junto a doctor en derecho Jorge Cólogan. Tras consultar a genealogistas y demás expertos pudimos deducir los colores del segundo cuartel de su escudo, pero no con certeza el primero, es por ello que ante la duda omití el color. Espero que algún día se puedan sacar a la luz nuevamente sus colores.
En tu pintura de Amaro Pargo, el realismo y el claroscuro evocan los retratos barrocos. ¿Fue intencional conectar su imagen con ese estilo pictórico del Siglo de Oro?
Curiosamente no, pero es cierto que Amaro perteneció a ese contexto aunque de forma tardía. Sí Amaro hubiese sido retratado por un pintor peninsular o Rodríguez de La Oliva seguramente tendría matices tenebristas o sutiles pinceladas en el rostro, algo usual en el S. XVII.
Amaro convivió con dos siglos en los cuales la evolución del arte hizo caer en desuso la pincelada un tanto tosca que deja entrever la grisalla en los fondos con una paleta restringida a vívidos colores preocupadísimos por plasmar una realidad dulcísima, y a mi juicio demasiado melosa; un estilo propio de la corte francesa traído por los borbones.

Ismael Sánchez recibiendo el título de caballero de la Orden Constantiniana de San Jorge de Parma por gracia de la Casa de Borbón-Parma.
¿Cuál fue el mayor reto al pintar a Amaro Pargo? ¿Hubo algún momento en el proceso en el que sentiste que “la providencia” también guiaba este retrato, como mencionaste en la entrevista que realizamos sobre tu obra artística de Sor María de Jesús?
El mayor reto de pintar a Amaro era el mismo que con La Siervita, solo existe un retrato de ellos. A diferencia de la mística, Amaro cuenta con muchos más documentos relacionados, algo que me hizo la tarea menos tediosa en comparación. Mi retrato de Amaro estuvo más bien guiado por la incertidumbre de una pregunta ¿cómo quisiera yo ser retratado si fuera él?.
¿Dónde se puede observar esta obra? ¿Se encuentra en una colección privada, en alguna institución? ¿ Hay planes de exponerlo al público?
Pertenece a una colección privada, pero hay intenciones de tenerlo expuesto temporalmente en la Real Sociedad Económica de Amigos del País tras unas jornadas sobre el ínclito corsario.
¿Tienes en mente seguir explorando la historia de Canarias a través de la pintura? ¿Qué otros personajes te gustarían representar?
Por supuesto, es algo que ha caído un poco en el olvido desde hace décadas y creo que se cuece un cambio social que hará revalorar y conocer a la población las grandes proezas y victorias de nuestra tierra. Tengo en mente varios proyectos acerca de dos hitos que calaron en nuestra historia y son conocidos a nivel internacional.
Si te pidieran pintar un cuadro que represente el encuentro entre Amaro Pargo y Sor María de Jesús, ¿cómo lo imaginarías?
Sería bastante complicado de representar, uno de los dos no se podría pintar porque siempre estuvieron separados por una rejilla que dividía la clausura del exterior. Probablemente la única vez que Amaro pudo contemplar el rostro nítido de Sor María de Jesús fue una vez fallecida y expuesto el cadáver. Sería una posibilidad representar ese momento, pero creo que hay otros más interesantes como la intercesión en los bravos oleajes o el intento de asesinato del corsario tinerfeño.

