𝗔𝗹𝗳𝗿𝗲𝗱𝗼 𝗗𝗲𝗳𝗲𝗻𝗱𝗶𝗻𝗶 / 𝗗𝗲𝗳𝗳𝗲𝗻𝗱𝗶𝗻𝗶

A veces uno cree que los encuentros suceden por casualidad, pero personalmente no lo pienso así. Estoy convencido de que algunos caminos están destinados a cruzarse, como ya me ha ocurrido con muchas personas que hoy forman parte de mi círculo gracias a la investigación sobre Amaro y el mundo que lo rodea. Conocí a Alfredo, venezolano y con raíces europeas muy interesantes, en Madrid, después de que su hija recibiera como regalo mi novela Comprar el cielo. Fue ella quien nos puso en contacto, pues el libro pasó por sus manos y tuve la suerte de que lo leyera, transmitiéndome en breve sus valiosos comentarios sobre la lectura.

Así comenzó una relación a distancia marcada por el intercambio de datos e impresiones, hasta que finalmente, en abril pasado, pudimos encontrarnos en persona para tomar un café en una exclusiva cafetería frente a la Puerta de Alcalá. La conversación fue intensa, instructiva y muy amena, y tuve la gran suerte de que en esa breve reunión compartiera conmigo un caudal de conocimiento sobre su tierra, que ya ha aportado mucho a mi estudio.
Desde entonces ha colaborado de manera constante, ayudándome en temas inéditos que han dado al proyecto un nivel de detalle que no habría alcanzado sin su apoyo.

Abogado venezolano que hoy reside en España, Alfredo ya había roto moldes en 1969 al obtener el Premio Literario Oscar García-Uslar en la universidad venezolana. Su trayectoria como investigador también queda plasmada en Un tiempo, dos espacios. La saga Defendini/Deffendini, resultado de años de trabajo en archivos de París, Génova, Nantes, Burdeos, Marsella, Puerto Rico, Martinica o Curazao. En esas páginas reconstruye cómo sus antepasados pasaron primero por Martinica y luego se establecieron en Venezuela, donde encontraron un trato hacia los esclavos muy distinto al francés.

Lo más fascinante es observar cómo la trayectoria de Alfredo y la de Amaro Pargo convergen en un punto común: Martinica en el siglo XVIII.

Amaro padeció allí el naufragio del San Luis, episodio decisivo en su biografía. Los ancestros de Alfredo, a su vez, eligieron esa misma isla para establecerse, enfrentándose a las exigencias del régimen colonial francés.
Dos líneas narrativas distantes en el tiempo, pero coincidentes en el espacio. Alfredo, al reconstruir su genealogía, ha devuelto a mi trabajo un nivel de detalle y veracidad que solo puede surgir de una experiencia vivida en los mismos escenarios históricos. 

Gracias, Alfredo. En breve, esta saga estará disponible para todos los apasionados de la historia.