(Retrato auténtico de Juan Guillermo de Ripperdá)

En Comprar el Cielo, durante la reunión entre los diplomáticos británicos, se anticipa la llegada a la corte española de una figura que traería “alguna sorpresa” a la Corona: Juan Guillermo de Ripperdá. Este enigmático personaje, de origen neerlandés, se convirtió rápidamente en una pieza clave en la política española, ganándose la confianza de Felipe V. Sin embargo, su ascenso meteórico fue seguido por una caída igualmente vertiginosa, al traicionar los principios religiosos y estatales que en un principio aparentaba defender.

 

Ripperdá comenzó su carrera en Madrid como embajador de Holanda, donde su carisma y habilidad para adaptarse le permitieron ganarse el favor del cardenal Giulio Alberoni y, posteriormente, de la reina Isabel Farnesio. Esta capacidad camaleónica de cambiar de lealtades y adaptarse a las circunstancias le permitió acumular poder, especialmente tras la caída de Alberoni, llegando a ser nombrado superintendente general de todas las fábricas de España y luego elevado a duque de Ripperdá con grandeza de España.

 

A pesar de sus aparentes logros, Juan Guillermo demostró ser un hombre ambicioso y poco fiable. Como negociador del Tratado de Viena, su gestión resultó desastrosa para la Corona, comprometiendo al país a pagar sumas astronómicas sin recibir garantías concretas de apoyo militar por parte del emperador Carlos VI. Esta traición fue un duro golpe para España, especialmente en su empeño por recuperar territorios estratégicos como Gibraltar y Menorca.

 

El desprestigio de Ripperdá se extendió rápidamente, no solo entre las altas esferas del poder, como Grimaldo y Patiño, sino también entre aquellos que inicialmente lo habían apoyado, al descubrir sus verdaderas intenciones y su falta de principios. Acusado de malversación y enfrentando cargos graves,  huyó, fue capturado y encarcelado, y finalmente, tras fugarse a Portugal y Marruecos, vivió sus últimos años en el exilio y la miseria en Marruecos, convertido al islamismo, traicionado por sus propias intrigas y deslealtades que destruyeron cualquier rastro de confianza.

 

En Comprar el Cielo, se menciona a Juan Guillermo como una figura del aliado que se convertiría más tarde  en traidor, recordándonos que en la política de Felipe V, como en muchas otras, los aliados de hoy pueden convertirse en los perjuros de mañana. Su historia es una advertencia sobre cómo un hombre de posición puede utilizar su poder para traicionar los valores que juró proteger, sacrificando incluso sus propias creencias por la ambición y el deseo de poder.