(No se ha logrado encontrar ningún retrato conocido del Marqués correspondiente a esa época)

Diego de Zárate Murga, la Compañía de Comercio con las Indias y la Compañía de Honduras

 Diego de Zárate Murga nació el 28 de febrero de 1666 en la villa de Salinas de Añana (Álava) y falleció en Madrid en 1717. Hijo de Diego de Zárate, “hijodalgo de Salinas de Añana” y Procurador General en 1695, y Ana de Murga, Diego alcanzó relevancia en su localidad natal como “Alcalde de la Hermandad por los Hijosdalgo de Salinas de Añana” en 1693. Fundó un hospital con capellanía y una preceptoría de gramática en su villa. Su ambición lo llevó a Galicia, donde litigó sobre bienes en Casal de Moldes contra Juan Ignacio Padín Valladares, y finalmente a Madrid, donde, con el apoyo de vascos y navarros, fundó en 1715 la “Congregación de Naturales y Originarios de las Tres Provincias Vascongadas”, un influyente lobby en el Estado.

 

En Madrid, Diego arrendó una casa al Marqués del Carpio, quien luego se trasladó a Compostela para construir una nueva casa bajo la dirección del maestro de obras José de Seixas. Aunque Zárate arrendó propiedades en la calle de la Concepción, su fortuna se consolidó gracias al auge de los puertos comerciales del mar Cantábrico y a su participación en la Guerra de Sucesión al apoyar a Felipe V.

 

Zárate fue secretario real al final del reinado de Carlos II y, con Felipe V, se convirtió en “Gentilhombre de la Cámara”, miembro del Consejo de Hacienda, asentista y prestamista de la corona. En 1705, propuso despachar barcos a Portobelo y Veracruz, rompiendo el monopolio andaluz. A pesar de la aprobación del asiento de Montesacro en 1707, Zárate renunció debido a los dudosos rendimientos y la necesidad de liquidez. En 1707, recibió el título de marqués de Montesacro y el hábito de Caballero de la Orden de Santiago, consolidando su nobleza mediante un mayorazgo establecido el 7 de noviembre de 1708, que incluía propiedades en Salinas, Madrid, Ourense y Ribadulla, valoradas en más de un millón de reales.

 

La Compañía de Comercio con las Indias, constituida por acciones que se vendían a individuos o entidades privadas, ayudó a la expansión colonial de las potencias atlánticas durante los siglos XVII y XVIII, siendo los actores principales Holanda e Inglaterra. Las compañías inglesas, como la Compañía de las Indias Orientales, y la Compañía de las Indias Orientales holandesa, fueron fundamentales en esta expansión. España, con más de un siglo de retraso en comparación con estas potencias, creó su primera compañía comercial, la Compañía de Honduras, en 1714 bajo el reinado de Felipe V.

 

La Compañía de Honduras, compuesta por tres navíos y un paquebote utilizado como Servicio de Correo rápido, fue fundada por Diego de Zárate Murga y Felipe V. Uno de los barcos de la compañía, el “Nuestra Señora de la Concepción”, también conocido como el Blandón, fue capitaneado por Amaro Pargo junto con su hermano José Rodríguez Felipe. Esta compañía, que enfrentó dificultades y fracasos, fue un precursor de otras compañías más exitosas como la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728), la Compañía de La Habana (1740) y la Real Compañía de Filipinas (1785).

 

En sus últimos años, Zárate centró su atención en el patronato de la capilla de San Tomé y Santo André en Pontevedra, pero problemas con el convento dominico lo llevaron a elegir Compostela para su sepultura. La construcción de la iglesia y el retablo fue complicada, y la tumba del marqués quedó en un nicho sepulcral cercano al presbiterio, reflejo de su ambición, ascenso social y los desafíos que enfrentó a lo largo de su vida.